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Foto del escritorAllen Rodriguez

¿Cómo lidiar con la ingratitud?

¡Saludos una vez más mi hermosa familia! Lo sé, ha pasado un tiempo desde el último post pero por la gracia y la misericordia de Dios, estoy aquí listo para continuar. En las últimas semanas me enfermé (estuve MUY enfermo), mi esposa se enfermó, tuve una emergencia familiar, me sentí pesado emocionalmente por muchos días, pero Dios me ayudó a superar todo y aquí estoy una vez más. La Biblia dice:

"Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará; no dejará para siempre caído al justo."-Salmos 55:22

Que hermosa promesa, ¿no? Cuando pones tu confianza en Dios... cuando REALMENTE pones tu confianza en Dios, todo lo demás que "importa" en el mundo simplemente deja de ser una preocupación. Casi como si todos nuestros pesos y preocupaciones a lo largo de la vida desaparecieran, dejando solo el deseo de ser mejores y seguir adelante sabiendo que estamos siendo sostenidos por el Todopoderoso. Amo a Dios y, sinceramente, no puedo esperar a que Él regrese y nos lleve con Él. ❤️


Ahora, volvamos a nuestro principal tema de discusión de esta semana; quiero hablar de la ingratitud y de cómo afrontarla; no solo porque ser desagradecidos puede pesarnos mucho y hacernos sentir indignos, sino porque hoy en día la ingratitud parece estar ganando popularidad. ¿Estás de acuerdo?

Hablemos de la ingratitud...

En la era moderna de hoy, la ingratitud puede ser muy obvia o no tanto. Cuando la gente piensa en la ingratitud, lo primero que viene a la mente es el sentimiento evidente de no estar contento con lo que tenemos o hemos obtenido. Sin embargo, te tengo noticias: muchas veces, cuando somos desagradecidos, ni siquiera sabemos que lo estamos siendo. Verás, no existe un solo tipo de ingratitud... La versión más obvia de la ingratitud se presenta cuando conseguimos ese ascenso que esperábamos y vemos que el aumento de salario que esperábamos no coincidía con nuestras expectativas y nos enfadamos, cuando el auto que queríamos comprar - ahora nos damos cuenta - está fuera de nuestro presupuesto y perdemos el buen humor, o incluso cuando el regalo que recibimos no cumplió con nuestras expectativas. Luego está la ingratitud menos obvia: esto es cuando simplemente damos por sentado las cosas de la vida que hacen que valga la pena vivirla y, en cambio, elegimos centrarnos en los aspectos negativos y las quejas.


Nadie en su lecho de muerte miró hacia atrás y reflexionó sobre el dinero perdido por la oportunidad de horas extras en el trabajo que no pudo hacer debido a otros compromisos, o sobre la cerca del patio que nunca se reparó, o sobre los zapatos que la tienda no tenía en el tamaño correcto. Desafortunadamente, a menudo, en los peores momentos o en los últimos momentos en el planeta tierra, las personas miran hacia atrás y aprecian las cosas que alguna vez dieron por sentadas. Al final, todas las peleas y problemas parecen tan insignificantes; lo único que importaba entonces eran todas las cosas que en ese momento parecían triviales. Cuando vives tu vida dando por sentado cada momento y enfocándote en los problemas... estás viviendo una vida desagradecida. La Biblia dice:

"Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré;"-Hebreos 13:5

¿Qué pasaría si uno viviera un día de vida sin preocuparse por los asuntos menores y disfrutando de las cosas que hacen que valga la pena vivir la vida? En lugar de estar molesto por el tráfico de la mañana, disfrute del amanecer. En lugar de estar molesto con los compañeros de trabajo, disfruta el hecho de que tienes un trabajo. En lugar de pelear con familiares o amigos, aprecia el hecho de que están vivos y tienes la bendición de poder hablar con ellos. ¿No sería increíble vivir la vida así?


Una historia verdadera...

Febrero 3, 2023.

Como todos los viernes, me desperté motivado para ir a trabajar y empezar el fin de semana. Trabajé, terminé mi día de trabajo, fui a la oficina de correos para enviar algunas cosas que necesitaba enviar a un familiar mío muy cercano y querido, mi padrastro, y antes de irme de la oficina de correos le envié un mensaje de texto para avisarle que ya había enviado los artículos.


Continué mi día y cogí mucho tráfico de camino a mi casa; estaba apurado ya que esa noche debía reunirme con los futuros inquilinos de mi casa vacía; iban a firmar el contrato de arrendamiento de 1 año. Llegué a casa, me cambié de ropa, agarré mis llaves y salí de nuevo para reunirme con los futuros inquilinos... Sin embargo, algo andaba mal, mi padrastro no me había respondido. Esto fue extraño ya que generalmente el responde con bastante rapidez. Me subí a mi auto, comencé a manejar de nuevo y mientras estaba en el tráfico llamé a mi padrastro. Después de una de dos llamadas sin respuesta, finalmente responde, solo que esta vez no puedo entender bien lo que me estaba diciendo. Solo escucho un murmullo y conociendo su personalidad, inmediatamente pensé que estaba bromeando y le pido que deje de murmurar; no lo hizo. Después de aproximadamente un minuto de la continuación de la broma, comencé a preocuparme y decidí colgar y llamar a su sobrina para pedirle que fuera a verlo porque el sonaba raro. Ella no contestó y luego mi teléfono suena con una llamada de FaceTime de mi padrastro... Supuse que se terminaron las bromas y llama para disculparse. Lo que vi cuando levanté el teléfono es una imagen que nunca olvidaré.


Mi padrastro estaba tirado en el piso, recostado de la barra de la cocina con la mitad de su cara completamente paralizada y completamente incapaz de pronunciar palabras. Inmediatamente reconocí la situación... estaba sufriendo un derrame cerebral... y uno terrible. Yo vivo en los Estados Unidos y él vive en Puerto Rico, ¿qué podía hacer yo? Nada más que llamar a mi mamá y mi hermana y pedirles que llamen inmediatamente al 911 y reporten el incidente. La historia larga, corta..., él fue transportado en una ambulancia al hospital donde todavía hoy, 1 mes después, se encuentra en recuperación.


En el proceso, por supuesto, viajé a Puerto Rico y lo visité en el hospital. Me di cuenta de que para él, en el transcurso de unas 5-6 horas, la vida había cambiado DRÁSTICAMENTE... dejémoslo así. Un día la vida era normal, al siguiente... la vida no era la misma, ni siquiera cerca. ¿Por qué comparto esta historia? Bueno, cuidándolo y visitándolo, me di cuenta en tiempo real de que la vida es frágil y puede dar un giro en cualquier segundo. ¿Por qué preocuparse por las cosas que al final del día no aportan ningún valor? Todos somos culpables de dar por sentada la capacidad de caminar y correr, todos somos culpables de no apreciar y desagradecer esa bendición dada por Dios... aquí estaba mi padrastro queriendo darlo todo por la oportunidad de volver a caminar.


Ahora entendí...

El tipo obvio de desagradecimiento es fácil, o puede ser fácil, de controlar. Es cuestión de aprender a vivir felices con lo que tenemos. El segundo tipo de desagradecimiento menos obvio, aquel en el que vivimos vidas llenas de estrés e ira por cosas sin verdadero valor, es mucho menos fácil de controlar... a menos que leamos y prestemos mucha atención a la clave para el agradecimiento compartida con nosotros por Dios y a través de la Biblia. Siempre lo he dicho y siempre lo haré... la Biblia es el manual de vida de Dios para nosotros. Todo lo que necesitamos saber acerca de Dios, acerca de vivir una vida espiritual conectada con él, y acerca de vivir y navegar las circunstancias de la vida, está escrito en ese libro único y hermoso. Las enseñanzas sobre vivir vidas agradecidas no son la excepción.


Jesús sabía exactamente cuál era la cura para la ingratitud y, además, la cura para no vivir vidas sin propósito. Aquí lo tienes:

"Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí."-Mateo 25:34-36

¿Puedes verlo? Es un hecho conocido que nada llena el alma humana como (aparte de Dios) dar y ayudar a los menos afortunados. Es un sentimiento como ningún otro; casi como si hubiésemos sido diseñados y creados para ser así... hmmm... en realidad lo fuimos :) Ok, esa es la parte del propósito. ¿Qué hay del lado del agradecimiento? Bueno, al rodearte de personas a las que puedes ayudar y dar, al ser esa mano que ayuda, a su vez te das cuenta de todas las cosas en las que estás bendecido y ni siquiera lo sabes. ¿Me sigues? Dar y ayudar a otros que se encuentran en situaciones desafortunadas no solo te da satisfacción y propósito, sino también una sensación de ser bendecido más allá de la imaginación y eso desarrolla en ti un espíritu agradecido. Ver a mi padrastro en la situación en la que se encontraba me hizo darme cuenta de lo estúpido que soy a veces y de cómo muchas veces doy por sentado cosas que no debería.

 

Cerrando...

Amigo/a, hermano/a, familia... Solo a través de una conexión con Dios podemos desarrollar un carácter genuino y devoto que, a su vez, reconozca Sus bendiciones y se vuelva agradecido incluso por las cosas que muchos dan por sentadas. La vida puede cambiar en un abrir y cerrar de ojos... conéctate con Dios hoy, deja que Él te muestre el camino hacia el verdadero agradecimiento, y te prometo que tu vida nunca volverá a ser la misma.


Hasta la próxima...



Video de esta semana! NOTA: Video tiene subtítulos en Español


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