Habiendo nacido y crecido en Puerto Rico, e incluso más que aquí en los Estados Unidos, la Navidad siempre ha sido mi época favorita del año. De hecho, para nosotros los puertorriqueños, tan pronto como comienza el 1 de noviembre, ya es Navidad... hasta mediados o fines de enero. Hay algo tan especial en esta festividad: las luces, la comida, el espíritu navideño en la gente, los regalos, los árboles de Navidad... todo lo relacionado con la Navidad inspira felicidad. Pero la Navidad es mucho más que las cosas materiales, e incluso más que las reuniones familiares: es una temporada para recordar el nacimiento de Jesús. El ser humano más importante que haya caminado sobre este planeta. Es curioso, pero para Él, tú eres el ser humano más importante (todos somos... igualmente importantes).
No. No estoy diciendo que Jesús nació en Navidad, y sé lo que otros creyentes “conservadores” pueden decir acerca de que la Navidad es en realidad una tradición pagana que se remonta a muchos años atrás... Lo sé. Pero si todos los días deberíamos estar pensando en Jesús y conectándonos con Él, ¿qué hay de malo, entonces, en aprovechar la alegría de las celebraciones navideñas para recordar al Salvador que nació para nosotros? ¿Qué mejor “excusa” que usar esto a nuestro favor y recordarle al mundo y enseñarle a nuestros hijos acerca de Aquel que vino a vivir una vida perfecta por nosotros? En el libro de Lucas, capítulo 2 y versículos 8-14 leemos:
Había pastores en la misma región, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño. Y he aquí, se les presentó un ángel del Señor, y la gloria del Señor los rodeó de resplandor; y tuvieron gran temor. Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor. Esto os servirá de señal: Hallaréis al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre. Y repentinamente apareció con el ángel una multitud de las huestes celestiales, que alababan a Dios, y decían: ¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!
¡Qué escena tan hermosa, no? Qué alegría recordar este acontecimiento ya sea ahora o en cualquier momento del año... Cada vez que ya se empieza a parecer a Navidad, recordemos que hubo Uno que vino a vivir por nosotros en la carne y a encarnar el amor de Dios. ¡Dios es TAN BUENO!
Feliz Navidad, mi querido amigo/a. Que tengas las mejor época de tu vida y que Dios te bendiga a ti y a tus seres queridos.
¡Hasta la próxima!
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