Hace unas 4-6 semanas publiqué el tema "¿Dónde está Dios cuando más lo necesitamos?" en el que hablamos sobre cómo para aquellos que aman y honran a Dios, todas las cosas trabajan juntas para el bien incluso cuando no lo vemos del todo; incluso cuando todo apunta a que Dios nos ha "olvidado". Irónicamente para mí, literalmente entre 1 y 2 días después de este publicación, sucedió una situación en casa con mi familia que me molestó mucho y me enfadó mucho con Dios. Esto, principalmente, porque la situación giraba en torno a algo por lo que le he estado orando a Dios durante décadas. Algo que sentí Dios, muchos años después, aún no me ha respondido. De todos modos, me enojé hasta el punto en que no quería hablar con Dios, leer sobre Él o incluso orar me hacía sentir incómido. Definitivamente no estoy orgulloso de mí mismo por tomar una acción así, pero ... bueno, supongo que como humanos todos tenemos derecho a fallar cuando comiencen a llegar las pruebas. Definitivamente fallé la mía.
La situación en la que me encontraba me hizo pensar en todos esos momentos en los que personajes bíblicos o grupos de personas realmente se enojaron con Dios y cómo Dios, con el tiempo, les respondió. Por ejemplo, Job, Jonás, Moisés y el pueblo de Israel (entre otros ...). Me tomó alrededor de 1.5 - 2 semanas antes de sentir que realmente quería estar de regreso en 'buenos términos' con Dios. Realmente sentí que extrañaba su compañía y presencia así que volví a arrodillarme. Como siempre y como la mayoría de nosotros hemos sentido muchas veces durante la oración, sentí que había cometido un pecado tan grande que no merecía la atención de Dios ... Sentí que no me escuchaba y que mi oración apenas pasaba de mi techo. Confundido y con 'dolor espiritual', decidí pedirle a Dios una "prueba" para yo saber que Él me estaba escuchando. Le pregunté que si realmente El estaba allí conmigo, debería darme un nuevo tema del que hablar durante mi próxima publicación / video. No bromeo ... unos 20 minutos después, me vino a la mente la siguiente porción de la Biblia:
"Y dijo: Por eso os he dicho que ninguno puede venir a mí, si no le fuere dado del Padre. Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con él. Dijo entonces Jesús a los doce: ¿Queréis acaso iros también vosotros? Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Y nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente." - Juan 6:65-69
De inmediato, en 20 minutos Dios ya me había respondido ... Tenía en mente mi breve pero importante tema para discutir. Sentí: (1) que Dios me habló directamente y (2) que este era el tema del que debería hablar en mi próxima publicación (esta). Mira, tan molesto como me puse, tan frustrado como me puse hace días atrás... ¿a dónde iba yo a ir? ¿A quién iba a ir? No hay lugar en el mundo en el que prefiera estar que junto a Jesús, no hay mejor sentimiento para mí que saber que Dios y yo estamos en 'buenos términos', no hay nada que este mundo pueda ofrecer que pueda llenar mi vida como Dios puede. Entendí completamente lo que Pedro le estaba diciendo a Jesús en ese versículo porque así es exactamente como me sentía en ese momento. Servir a Jesús ha sido, es y será por siempre un placer para mí y al estar 'molesto' con Él, no iba a resolver nada.
Mientras reflexionaba sobre mi propia lección también se me ocurrió el hecho de que Dios había hecho una promesa al pueblo de Israel; Prometió que los conduciría a la tierra prometida. Al leer la historia del pueblo de Israel en el Antiguo Testamento, no es difícil entender que a pesar de sus quejas, rudeza y 'enojo' hacia Dios ... Dios cumplió Su promesa y finalmente los condujo a la tierra prometida. Definitivamente tuvieron dificultades, lecciones que aprender, "sufrieron" hasta cierto punto ... pero todo fue Dios moldeando sus caracteres y actitudes y guiándolos a la tierra que les había prometido. ¡Ese es el Dios que adoro!
Dios NO promete que Sus seguidores tendrán una vida de "algodón" en la tierra (que todo será suave y fácil al tacto), NO promete que todo siempre será bueno, NO promete que nunca soportaremos el dolor y las dificultades ... lo que SI promete es que Él hará que todo funcione de la mejor manera en nuestras vidas.
"Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados." - Romanos 8:28
Él promete que si así le permitimos, Él cumplirá Su plan en nuestras vidas y nos hará completos nuevamente. Él promete que nos ayudará a soportar las dificultades y, lo más importante, que un día traerá justicia al mundo y nos recompensará a Su pueblo con vida eterna junto a Él. Así que volviendo a nuestra pregunta original ... "¿A quién iremos?" ... bueno, a nadie más que a Jesús. Al final, todos encontramos en Él un propósito y una paz para toda la vida. No hay nada ni nadie más que pueda llenar el vacío que Él puede.
Gracias por estar aquí conmigo hoy, que Dios te bendiga en el maravilloso nombre de Jesús... y hasta la próxima.
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